Y me busco en la memoria el rincón
donde perdí la razón.
Y la encuentro donde se me perdió,
cuando dijiste que no.
Sin ser,
me vuelvo duro como una roca,
si no puedo acercarme
ni oír
los versos que me dicta esa boca;
y ahora que ya no hay nada,
ni dar
la parte de dar que a mí me toca.
Por eso no he dejado de andar
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